sábado, 9 de julio de 2011

Lo complicado de no saber qué hacer

2 comentarios:

  1. Lo comprendo, lo comprendo muy bien.


    Volviendo a tu último comentario en mi blog, antes de leer algo más de este lugarcito...

    Rodka, ¡Rodka! pero qué bien me leés, qué bien leés las entre-líneas, qué bien explicitás lo que escribo tácitamente. Por supuesto, indudablemente, faltaba la palabra "voluntad", pero no faltaba en mi alma soñadora de la noche, no, no faltaba (ni falta) en mí, dicha capacidad de movimiento. Es esa palabra la que quise que alguien más lea en ese mensaje que, aunque traté de "universalizar" a cualquier alma soñadora, quise despertar también en ese otro ser que sueña conmigo pero que no me brinda el empuje para anudar ambas voluntades.

    Felicitaciones, te ganaste el premio al desciframiento del enigma que ni siquiera esa persona fue capaz de reconocer :P

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  2. Demasiado premio para algunas palabras puestas por escrito.
    Qué problema las relaciones interpersonales, sobre todo las que tienen una carga emotiva involucrada por alguna o las dos partes. Creo que el arte de leer lo que no se quiere explicitar no es sencillo, esta intrínsecamente ligado a la percepción de la persona. No desde una percepción visual sino, en este caso, desde una interpelación al escrito del sujeto.
    No quiero hacer psicología barata, porque lo mío es otra rama de las ciencias sociales, pero creo que la voluntad se aparece en las pequeñas cosas, en los pequeños actos. Aquellos que son imperceptibles, esos que quedan anudados a nuestra conciencia sin poder explicarlos. Si esa voluntad existe, si el deseo es latente, entonces ya no hay palabras que vayan a describir cualquier momento, sensación o acontecimiento alguno. Se acabo. El lenguaje no podrá nunca lograr la perfección suficiente para describir eso que se siente. Si realmente se siente y es compartido no hay palabras en las cuales ahondar, ya todo está dicho. Espero estés cerca de llegar a ese estadio.

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Susurros de otros mundos