¿Qué nos falto para que la utopía venciera a la realidad? ¿Qué derroto a la utopía? ¿Por qué, con la suficiencia pedante de los conversos, muchos de los que estuvieron de nuestro lado, en los días de mayo, traicionan la utopía? ¿Escribo de causas o escribo de efectos? ¿Escribo de efectos y no describo las causas? ¿Escribo de causas y no describo los efectos?
Escribo la historia de una carencia, no la carencia de una historia.
Sus coplas aun danzan por toda la cordillera de Los Andes. Hay quienes aseguran que aun se escuchan en los días de lluvia, pegado al corredor andino, letras de su pertenencia. Su música resuena en los barrios más humildes, donde bailan los más pobres, los que nada tienen en el Chile descarnado. Es la voz de los olvidados, que con ritmo de folklore los ha recordado. Son las estrofas recopiladas en cada uno de los barrios populares, en el campo, en los asentamientos. Es el intento de componer para todos aquellos a los cuales se les niega sistemáticamente la palabra.
Ella no es solo un color. Es el emergente de dos culturas. Hija de madre aborigen y de padre blanco. Poseedora de una raigambre popular que no traicionó ni aun en sus momentos de mayor esplendor. Ferviente amiga de Pablo Neruda, apasionada amante de cuanto hombre se enamoro. Escultora, pintora, bordadora. En definitiva, artista.
El titulo de la última película de Andrés Wood, tal vez sea el que mejor la representa. Ahí, como siempre, en constante trayecto hacia el cielo.
-¿Qué consejo les daría a los jóvenes creadores Violeta?
-Tal vez les diría que escriban como quieran. Que usen los ritmos que les salgan. Que prueben instrumentos diversos. Que se sienten en el piano y que destruyan la métrica. Que griten en vez de cantar. Que doble la guitarra y taña la trompeta, que odien las matemáticas y amen los remolinos. La creación es un pájaro sin plan de vuelos que jamás volará en línea recta.
El matrimonio es una institución criminal, dijo después. Una institución pensada para que con sus lazos se ahorque uno de los cónyuges. Ése es el sentido de la sentencia “hasta que la muerte nos separe”. El crimen femenino es un resultado lógico. Las suicidas como Madame Bovary o Ana Karenina, dijo Steve, son utopías masculinas. Proyecciones invertidas del terror que les provoca a los hombres captar la mirada asesina de sus mujeres. ¡Entonces las convierten en suicidas! Esas historias son cuentos de hadas para varones, fabulas tranquilizadoras, parábolas con moraleja. Cuentos contados entre hombres en la intimidad del vagón de fumar del expreso Moscú-París.
Habría que imaginar, en cambio, dijo Steve, a Madame Bovary como Raskolnikov para que las cosas mejoraran. La heroína es un criminal. Pero esos son los cuentos que se cuentan las mujeres en la intimidad de un coche cama en el expreso Moscú-París.